Como complemento al tratamiento de Bioenergía, las Flores de Bach se enfocan en trabajar el proceso de autoconomiento cuando el paciente (o como a nosotros nos gusta nombrarlo: haciente) tiene la iniciativa de cambiar algún estado emocional en particular, a partir de dichos indicativos se realiza la sesión de manera participativa donde se formula una receta personalizada para cada estado del proceso.

Las Flores de Bach fueron desarrolladas por Edward Bach, médico, bacteriólogo, cirujano y homeópata inglés, entre los años 1928 y 1936, quien postulaba que los seres humanos ante la mismas situaciones reaccionaban de forma diferente, llegando a la conclusión de que la personalidad del individuo tenía más importancia que el cuerpo en el tratamiento de los desequilibrios relacionados con las emociones, sentimientos y estilos de vida.

La terapia floral entiende que los desequilibrios emocionales, sentimentales y de las ideas están en la predisposición y el origen de la enfermedad física y mental, así es que promueve un método de tratamiento capaz de armonizarlos. “Armonizarlos” quiere decir que la terapia floral disminuye la intensidad y frecuencia de padecimientos del ánimo tales como el odio, el miedo o la inseguridad, merced al desarrollo de la cualidad opuesta: tolerancia, coraje, confianza, respectivamente. En este sentido decimos que las esencias florales son pacificadores naturales del ánimo que promueven el desenvolvimiento de ciertos dones cuya escasa presencia y desarrollo es fuente de enfermedad psíquica y física.

Esta terapia tiene 80 años de historia y eso implica una importante cantidad de casos clínicos resueltos y publicados en distintos medios que avalan su efectividad, las propiedades de la terapia floral son descritas, y resaltados sus beneficios, por la Organización Mundial de la Salud en 1983 (Medicine Traditionelle et Couverture des Soins de Santé”, OMS, Geneve, 1983, pág. 162).